¿Habrá una cultura que tenga más devoción por la figura materna que la mexicana? Y es que la reverencia por la madre nos viene desde el periodo prehispánico, cuando Huitzilopochtli nace justo a tiempo para evitar que su hermana, Coyolxauhqui y sus 400 hermanos maten a su madre, Coatlicue.
Nuestro amor por la madre es tan grande que incluso tras la conquista de los españoles (o, si me lo permiten, en apoyo de la misma) en nuestro país se rinde un culto muy ferviente a la madre de Jesús, la Virgen Maria, quien bajo la imagen de la Virgen de Guadalupe extiende su maternidad hacia los indígenas mexicanos representados por San Juan Diego.
Nuestro "Complejo de Edipo" es tan fuerte que en nuestro idioma no sólo la máxima ofensa implica a la mamá del agraviado, también el vocablo "madre" tiene una serie de usos y aplicaciones que, en su momento, ya abordó
Gloria Trevi.
Hace tiempo el periodista Guillermo Ochoa señaló que es difícil ser papá, puesto que la celebración del Día del Padre es tan poco importante que se recorre a un domingo y acaban dándose cuenta que sus hijos le pidieron dinero para regalarle una corbata; mientras a la mamá la celebramos aunque caiga en lunes, todo el mundo (de menos) invita a comer a su mamá, hay mariachis, reunión de la familia y las florerías y tiendas de ropa, así como las de enseres domésticos reportan una importante alza en sus ventas.
Mucho se ha dicho del presunto origen comercial de esta fiesta, también cada 10 de mayo se nos recuerda que nuestras madres son "nuestras madres" 365 días al año 24 horas al día. Sin embargo, palabras más, palabras menos, el "Día de las Madres" es más que despertar a nuestra progenitora con la canción de
Denise De Kalaf, es mostrar nuestro y amor y respeto por nuestros orígenes, que al fin y al cabo es demostrar amor y respeto por nosotros mismos.
Imagen tomada de Deviant Art, creada por tshipbd
Porque ya lo dijo "
El Cuervo": "Madre es el nombre de dios en los labios y corazones de todos los niños".